jueves, 4 de noviembre de 2021

Lluvia en Salinas


Esta tarde una lluvia cansina empapa Salinas. Su frescor carcome mis entrañas mientras la observo caer sentada al costado de la ventana. Las rosas y las hortensias parecen recibirla felices de un no sé qué... Yo simplemente contemplo el ir y venir del agua.

Mis ojos son como dos negras tinajas que recogen lágrimas, y de a poco yo también voy lloviendo porque como es afuera es adentro. Soy parte de la lluvia que limpia y recoge almas, del viento suave que acaricia los rostros y de las sombras de las nubes lejanas.  

No llego a comprender el porqué de tanto gris una tarde de primavera y por ello me siento otoñada, con las raíces húmedas como las viejas plantas... Con los retoños mojados y con un alma marchita como el alma de las hojas caducas en otoño.

Es una extraña primavera, transcurre lentamente, se dilata en los rincones oscuros donde la luz no alcanza y se contrae en cada suspiro de mi boca al contemplarla.     

Veo, entre las opacidades, el espectro de un sueño que no llega a florecer; así como la primavera está trunco, mutilado y rima con el corazón del día grisáceo.  Es un sueño cuyo fulgor alumbró tantas tardes y ahora es simplemente un resto del ayer. 

Mientras desfilan frente a mis ojos tantos recuerdos, Salinas se oscurece y retumba su voz en mi mente.... Llueve cansadamente y yo soy un espejo que refleja en su entraña vidriosa, todo el dolor de esta tarde, un dolor que se suaviza para prolongarse indefinidamente.


Paula


                              

11 comentarios:

  1. Cuánto puede la poesía para hacernos ver el lugar de estancia, de una manera entrañable desde el fluir de la lluvia. Un abrazo. Carlos

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    1. Sí, es que la poesía es poderosa Carlos... El pensamiento poético puede más a la hora de escribir

      Besazo.

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  2. Melancolía sutil, Paula. Tan triste como bello ... algo cruel pero muy sentido... mucho
    Un abrazo.

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  3. Paula, ler-te é sempre um doce fascínio!

    Beijos!

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  4. Me pareció a ver dejado comentario, pero veo que no, esta el blog hecho un desastre jaja.
    Ver llover detrás de la ventana siempre nos pone melancólicos, de algún amor olvidado. Una bella prosa. Besos Paula.

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  5. Me encantan los días grises, y también la lluvia si no tengo que salir de casa.

    Besos.

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